Su voz ha callado el otro día,
su cuerpo y el temblor.
La mano firme que no fue
vuelve en aromas de granulado esplendor,
oquedades y nieblas extranjeras.
Acertijo de un cuerpo hecho de frases.
Un vacío por recorrer entre las bombas manejadas por latinos
sin que la lluvia nos preste atención ni la puerta
nos sugiera que la cama está vacía.
Ella tierna y brutal llenó las arcas, por las dudas,
a lo mejor alguien ve algo y pide cuentas.
No era buena cosechadora pero administraba su soledad.
Había gente que pasaba sin decir nada
y el eco de los pájaros en la memoria,
sombras del desierto y el ad
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