miércoles, 20 de julio de 2005

El infinito

Este temblor no es infinito.
Muere en mi piel el rayo
que iluminó el despertar de mi figura.
Hundido
fui el soldado desposeído
que había dormido
cerca de la soledad.

Un día
dejaré este temblor en una esquina.
Frío de madrugada
se adentrará en mi ser.
Como un joven témpano miraré
la ciudad definitiva.
Por sus múltiples fachadas
me dejaré caer
temiendo encontrar
al fin el infinito.
El infinito aire,
la pesada lluvia que hiela...
De los balcones manan
lágrimas de despedida.
Porque me voy,
siempre me fui.
Cautivado por los desiertos,
caí en la sed infinita
como una gota vacía.
Hecho lava del crepúsculo
fuera de mí mismo,
sombra sin destino,
reflejo del sol.

No hay comentarios.: