lunes, 25 de julio de 2005

Tuiavii de Tiavea: El problema con las máquinas

No existe una simple máquina que no necesite un cuidador o un
conductor. Y todas ellas llevan una oculta maldición en su interior:
una máquina puede hacer toda clase de cosas con sus fuertes manos,
pero durante su tarea devora todo el amor que está presente en las
cosas que hacemos con las nuestras. ¿Qué me importa una canoa que está
fabricada para mí por una máquina, una fría máquina sin vida, que no
es capaz de hablar sobre su producto, que no sonríe cuando el producto
está acabado y que no puede llevar ese producto hasta su padre o su
madre para que lo admiren? ¿Sería capaz de amar a mi canoa como ahora
la amo, si una máquina pudiera hacerme otra en cualquier momento, sin
mi intervención? Ésta es la gran maldición de la máquina: los Papalagi
no aman ya nada porque la máquina puede hacerles algo nuevo en
cualquier momento.

No hay comentarios.: