jueves, 9 de junio de 2005

Retrato

Ella andaba con su violín a cuestas,
su ropaje de almidón
y sus palabras vendidas
a la noche.

Ella vagaba por las calles de mi barrio
sin tropiezos,
con los pies ligeros
y una sonrisa
que arrebataba de algún cuento.

Ella no tenía monedas de cobre
en sus bolsillos,
enfermera de sombras y distancias,
ponía el cuerpo
al servicio del amor,
recogía migajas
sobre sábanas vacías,
y, cada tanto, cantaba canciones de la guerra
escuchadas en la infancia.

No creía en los milagros
sin embargo,
estaba siempre acompañada
de algún sueño.

Cuando volvía
de las sombras del amor,
otra mujer
pintaba en ella
sus labios.

No hay comentarios.: