viernes, 28 de septiembre de 2007

Otoño

Hoy estoy enfermo, me siento mal, como perro sin dueño mojado y bajo una lluvia en invierno.

Pero eso no me quita que esté contento porque ya es otoño, creo que es mi estación del año favorita, también puede ser invierno, las dos me gustan mucho, pero hoy quiero escribir de la primera, aunque todavía hay días de lluvia es cuestión de un par de semanas para que se aleje y entonces entre formalmente ese señor de abrigo café y de larga barba que es el otoño, un hombre que llega después de lo intenso del año y nos da tranquilidad y nos prepara para lo que sigue, es como una etapa de cambio pero en tranquilidad, ese cambio viene con el viento… disfruto de los días despejados que se crean por el viento de otoño, de los atardeceres dorados de octubre y noviembre y esos días que cuando aun son día son cálidos y por la tarde enfrían.

Las noches de otoño también son las mejores, ya se sabe que en las noches de octubre se ven las mejores lunas, la luna se hace mucho más presente y nos vigila más cerca, tal vez por eso los días de muertos son en otoño, no podría ser de otra manera, la luna ilumina el camino e inspira, nos abre la intuición a sus selénica influencia, los argonautas aterrizan en la cama de los enamorados y les dan ese soplo de tranquilidad y los acompañan navegando en los sueños infinitos que cuando son soñados bajo las lunas de octubre son sueños reveladores y pasionales, Sabines tenía razón… además el propio efecto del viento nos da esas noches despejadas en las que se pueden ver las estrellas y sus caprichosas formas, la danza de las mismas cuando se tiene la fortuna de ver una estrella fugaz y que si se reacciona rápido seguramente puede cumplir el más oculto de los deseos, eso sólo ocurre en otoño, el cielo, el mar y la tierra entran en tregua en otoño, basta ver un atardecer en la playa… no hay mayor placer que ver un atardecer en otoño, sobre todo cuando se ha terminado el día, los de sábado y domingo son los mejores, compartirlo con alguien es aun mejor, y si además hay un café de por medio o tal vez una chela o un buen trago es mejor, en otoño se debe vivir, es obligado, en otoño se debe sentir y dejarse llevar por su viento hasta ese final recóndito que es aquel rincón que sólo se alcanza o con la fuerza de los sueños o navegando por su viento… los aviones de papel vuelan mejor en otoño.

El mundo se llena de colores naranja y verde, fundidos en uno, además el sol traza sombras largas y cálidas, amo ver el otoño, está hecho para mí.

Me gusta ver las calles tapizadas de las hojas que caen de los árboles, también el sonido que hacen las hojas secas al ser pisadas y por lo tanto me gusta pisar las hojas. Los otoños son melancólicos en cualquier momento del día, se amanece con el cielo despejado y frio y se añora el calor que ha de llegar más tarde, cuando viene el medio día se extraña el atardecer y estar relajado, y cuando cae la noche se termina la melancolía, el viento que golpea la cara nos hace estar alertas y con los sentidos a todo lo que dan.

Me gustan los otoños.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Prefiero más el otoño que el invierno, supongo que es porque nací en esa época del año. Definitivamente los cálidos colores, me invitan a sentirme en tierra.
Es una renovación casi total, los árboles cambian de hojas, el viento se lleva lo que ha quedado atrás.
Bienvenido al Señor Otoño.